José Antonio Arias Durón
Griselda Chávez Aguilar
Teresa Alfaro Reyna
Los Llanos de Ojuelos se ubica en una zona de transición entre la altiplanicie mexicana y la vertiente del Golfo de México, lo que hace de este sitio un entorno único y diverso que contribuye a la riqueza de especies vegetales con un papel crucial en el equilibrio ecológico y la sostenibilidad de la región. Aquí, la vegetación es variada, ya que abarca desde extensos pastizales hasta bosques de encinos de gran belleza escénica.
Pastizales
Los pastizales en los Llanos de Ojuelos están compuestos principalmente por una variedad de pastos nativos adaptados a las condiciones semiáridas de la región. Algunas de las especies de pasto comunes son Boutela gracilis, e hirsuta., Aristida sp., Eragrostis sp., Lycurus phleoides, Muhlenbergia repens, M. rigida, entre otras. Estas plantas son resistentes a la sequía y pueden sobrevivir en suelos con bajos niveles de humedad. Especies de pastos perennes nativos tienen la capacidad de soportar un alto grado de presión por sobrepastoreo.

Los pastizales no solo son importantes en sí mismos, sino que también interactúan con otros ecosistemas en los Llanos de Ojuelos. Por ejemplo, a menudo se les encuentra en bosques de encinos y matorrales xerófilos, creando un mosaico de hábitats que aumenta la biodiversidad general de la región. Además de su importancia para la fauna y la ganadería, los pastizales también proporcionan servicios ambientales como la captura de carbono y la prevención de la erosión del suelo, dado que sus raíces ayudan a mantener la estructura del suelo, evitando, además, la pérdida de nutrientes y materia orgánica.

Herbáceas
Los Llanos de Ojuelos albergan una variedad de especies herbáceas nativas que han desarrollado adaptaciones para sobrevivir en condiciones semiáridas. Estas especies herbáceas pueden incluir hierbas, flores silvestres y otros tipos de plantas que no tienen estructuras leñosas permanentes. Ejemplos de especies herbáceas comunes en la región son la flor de San Juan (Bouvardia longiflora), la hierba del sapo (Eryngium heterophyllum), la tumba vaqueros (Ipomoea stans), girasol morado (Cosmos bipinnatus), hierba loca morada (Astragalus mollissimus), estrellitas (Milla biflora), entre otras.

Las plantas herbáceas suelen tener un ciclo de vida más corto en comparación con los árboles y arbustos. Esto significa que germinan, crecen, florecen y producen semillas en un período relativamente corto. Esta adaptación les permite aprovechar al máximo las condiciones climáticas y los recursos disponibles durante las temporadas de lluvia.

Así mismo, desempeñan un papel importante en la prevención de la erosión del suelo, ya que desarrollan sistemas de raíces que mantienen la estructura y fertilidad del suelo durante las lluvias intensas. Algunas especies herbáceas pueden ser indicadoras de la salud del ecosistema y los impactos de las actividades humanas.


Matorral xerófilo
Los matorrales xerófilos son característicos de las regiones áridas y semiáridas compuestos por plantas que han desarrollado diversas estrategias para conservar agua, como hojas pequeñas con cutículas gruesas y cerosas que reducen la pérdida de agua por transpiración, al igual que la perdida de hojas durante la época seca, y sistemas radiculares profundos para extraer agua del subsuelo. Poseen además espinas como medida de protección ante los herbívoros; esta es una adaptación que en algunas plantas como las cactáceas sirve también para reflejar el exceso de radiación.
El matorral xerófilo en los Llanos de Ojuelos incluye una amplia variedad de especies vegetales con diversas formas de vida, que van desde arbustos y árboles de porte muy bajo, arbustos con portes muy altos, hasta cactáceas suculentas, globosas o tubulares. La composición florística varía según las condiciones ambientales locales, que también pueden propiciar un alto nivel de especies vegetales endémicas. Además de ofrecer refugio, alimento y áreas de reproducción a diferentes especies de aves, mamíferos, reptiles e insectos. Los matorrales xerófilos influyen significativamente en el microclima al proporcionar sombra y reducir la evaporación del suelo.

Algunas especies de plantas xerófilas más comunes presentes en los Llanos de Ojuelos son: huizache (Vachellia schaffneri), mezquite (Prosopis laevigata, Prosopis sp.), Yucca (Yucca decipiens), palma pita (Yucca filifera), cardenche (Cylindropuntia imbricata), sangre de grado (Jatropha dioica), gatuño blanco (Mimosa monancistra), sotol verde (Dasylirion acrotrichum) y diferentes especies de agave (Agave salmiana, Agave sp.), nopales (Opuntia sp.) y una gran variedad de otros géneros de cactáceas.

Las cactáceas desempeñan un papel crucial en los matorrales xerófilos al proporcionar alimento y refugio para la fauna silvestre, así como al contribuir a la estabilidad del ecosistema en condiciones de aridez. Además, muchas de estas especies vegetales tienen un valor cultural y económico, ya que algunas se utilizan en la alimentación y la medicina tradicional de la región. Su conservación es esencial para mantener la biodiversidad y la riqueza natural de la zona.

Huizaches
En áreas delimitadas de los Llanos de Ojuelos, se pueden observar agrupaciones densas de huizaches (Vachellia schaffneri y Acacia farnesiana), a menudo acompañados de nopales y otras arbustivas. Estos huizaches también pueden encontrarse de manera dispersa, formando parte de la vegetación xerófila. Es importante destacar que estas especies suelen ser más abundantes en laderas o áreas donde existe mayor disponibilidad de agua subterránea.

Los huizaches son xerófitos, lo que significa que están adaptados a ambientes secos. Presentan hojas modificadas y espinas para reducir la pérdida de agua, y un sistema radical profundo que les permite extraer agua del suelo incluso en condiciones de sequía. Estas modificaciones fisiológicas les permiten sobrevivir en superficies rocosas y en áreas con precipitación limitada.

Estos huizachales cubren gran parte de la región y son fundamentales para la práctica de la ganadería, en particular la cría de cabras, que se alimentan de los arbustos y vegetación baja, lo que les proporciona la disponibilidad de nutrientes en un entorno donde los pastos pueden ser escasos.
Bosque de encinos
Los encinos, también conocidos como robles, son árboles caducifolios, lo que significa que pierden sus hojas en ciertas estaciones del año, generalmente en otoño e invierno. Este ciclo de hojas caducas es una adaptación que ayuda a los árboles a conservar agua y energía durante los períodos secos y fríos. Además, sus raíces son capaces de crecer a través de las grietas de las rocas en busca de agua, por lo cual pueden prosperar en suelos rocosos y con baja disponibilidad de agua.

La presencia de bosques de encinos en una región suele ser un indicador de biodiversidad de fauna, por lo que estos bosques proveen hábitats ricos y variados para la fauna en los Llanos de Ojuelos. Los encinos ofrecen refugio, alimento y áreas de anidación para una gran variedad de animales, incluyendo aves, mamíferos e insectos. Algunas de las especies de encino registradas en la región son el encino chaparro (Quercus potosina), encino de los valles (Quercus laurina), encino gris (Quercus grisea), encino manzano (Quercus eduardi), encino blanco (Quercus laeta) y roble (Quercus resinosa).

En los Llanos de Ojuelos, los encinos se localizan principalmente en cañadas, laderas y elevaciones más altas dentro de la región. Estas áreas suelen recibir un poco más de precipitación que las llanuras circundantes, lo que permite el desarrollo de estos bosques.

La madera de encino es usada principalmente como leña, aunque en otras regiones es apreciada por su calidad y durabilidad. En algunas ocasiones, se ha utilizado para la fabricación de muebles, construcción de viviendas y la producción de carbón vegetal. La vegetación desempeña un papel esencial en el mantenimiento de la biodiversidad local y en la provisión de hábitats para la vida silvestre en la región. Además, contribuye significativamente a la captura de carbono y a la conservación del suelo, lo que subraya su importancia ecológica y ambiental. En este contexto, contar con registros de especies que representen la diversidad de la flora en los Llanos de Ojuelos es de suma importancia. En el CENID Agricultura Familiar, se encuentra disponible un herbario que alberga registros de alrededor de 300 especies características en el semiárido, muchas de las cuales son especies autóctonas de la zona. Estos especímenes botánicos no solo constituyen un valioso patrimonio científico, sino que también ofrecen un registro detallado de la biodiversidad vegetal presente en el área. Para mayor información de los especímenes del herbario, favor de comunicarse al CENID Agricultura familiar al correo, chavez.griselda@inifap.gob.mx
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